El verano de nuestras vidas

. lunes
  • Agregar a Technorati
  • Agregar a Del.icio.us
  • Agregar a DiggIt!
  • Agregar a Yahoo!
  • Agregar a Google
  • Agregar a Meneame
  • Agregar a Furl
  • Agregar a Reddit
  • Agregar a Magnolia
  • Agregar a Blinklist
  • Agregar a Blogmarks


Amis, Martin; La viuda embarazada. Editorial Anagrama


Todos tenemos un “verano de nuestra vida”, un ciclo ocioso entre curso y curso escolar que, según cada caso, nos sobrevino en el periodo que va de la adolescencia a la veintena larga. Suele incluir algún descubrimiento irreversible a cerca del sexo y el amor, la amistad o el uso de las drogas. Hay numerosos ejemplos en lo que llamamos “novela iniciática” en los que el protagonista sufre esta metamorfosis, cuando aún tiene tics de la infancia pero ya se le han dado las llaves que abren el paso al territorio de los adultos. 

Cayó “La viuda embarazada” en mis manos en pleno mes de agosto, y creo que eso incrementó la sensación que me dejó el libro: un grupo de jóvenes pasa las vacaciones en un castillo italiano, en el verano en que sus vidas están en esa encrucijada que determinará el resto de sus vidas. Keith y su novia Lily, que acaban de pasar tres meses de “libertad para explorar” en su relación acompañan a la exuberante Scheherazade, una auténtica “madonna” que empieza a atisbar el efecto que los cambios en su cuerpo produce en los demás, especialmente en la Italia de los años sesenta.

Porque, al igual que en “Chesil Beach” de su compatriota y compañero de generación Ian McEwan, la revolución social de esa década es uno más de los personajes. El clima de cambio y libertad no sólo impregna sus relaciones, sino que les lleva a actuar más allá de los límites que ellos mismos se pondrían, tratando de no perderle el ritmo a la época donde los Beatles sacaban su primer disco, Kennedy tomaba el poder en los EE.UU., se iniciaban los primeros movimientos feministas y empezaba a consolidarse la “revolución sexual” de los 50.

Encerrado en una de las torres, e interpretando cada uno de sus sucesos vitales en correlación a las novelas victorianas que lee durante sus vacaciones, Keith se debate entre su deseo de seducir a Scheherazade para acostarse con ella, y la imperiosa necesidad de preparar su futuro como profesor de literatura inglesa. Los personajes que desfilarán por el castillo, desde el pequeño noble italiano con todos los clichés transalpinos o la verdaderamente liberada Gloria, le harán zozobrar de un objetivo a otro, y aún a plantearse todo su esquema vital.

El acierto del relato es que no es esa la peripecia que nos interesa. El narrador, ambiguo, parece ser un maduro Keith que nos habla desde el año 2009, aquejado de una enfermedad que le lleva a la nostalgia y a interpretar todo lo que le ocurrió después desde ese verano italiano “Lo único que me ocurrió realmente en toda mi vida”, llega a decir. No es interesante, por tanto, “qué” ocurrirá, sino “cómo”, y sobre todo los porqués racionales de un muchacho, como hemos sido todos, irracional.

Podríamos decir que Martin Amis, volviendo al estilo directo y desgarrador de otras novelas suyas como “Dinero” o “La información”, ha recreado la típica novela victoriana, con sus personajes estáticos, sus relaciones veladas y su soporífero paso del tiempo, en el clima de una de las revoluciones del siglo XX para mostrarnos cuánto cambió nuestra sociedad ese periodo y cómo de vital es equivocarnos en ese único e irrepetible “verano de nuestra vida”.

0 comentarios: