. miércoles
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Este blog se ha ido a www.quaedam.com/critica, donde seguirá mostrando su absoluta falta de criterio, pero en un espacio más cómodo sin publicidad.

Del laberinto al universo

. lunes
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Biblioteca Jeanette Winterson, editorial Lumen

“Cada viaje oculta dentro de sus límites la senda que no tomaste y el recodo olvidado. Son los viajes que deseo recordar”
Jeanette Winterson, “Espejismos”


Acostumbrado a hablar aquí de libros de reciente aparición, muy pocas veces hay lugar para reseñar descubrimientos de autores que por un motivo u otro han pasado más o menos desapercibidos por nuestras estanterías. Teniendo en cuenta, además, de que los volúmenes duran cada vez menos en la mesa de novedades en un país que edita mucho más de lo que lee, quiero traer hoy a una autora que he tenido el placer de leer en los últimos meses: Jeanette Winterson.
Es autora de cuentos, relatos de ciencia ficción, ensayos pero, sobre todo, de luminosas y poéticas novelas, que desde hace cinco años, la editorial Lumen ha agrupado bajo el nombre “Biblioteca Jeanette Winterson”. De sus más de veinte libros, apenas gozamos de ocho traducidos al castellano, la mitad en Lumen: “La pasión”, “La niña del faro”, “Espejismos” y “Planeta azul”.

La nueva industria editorial

. domingo
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¿Recuerda cuando fue la última vez que compró un CD? La respuesta variará notablemente si está leyendo este artículo en la edición en papel, o si está acostumbrado a acceder a la edición digital de INFORMACIÓN a través de su tablet o de cualquier otra pantalla, e ilustra uno de los caminos probables de la edición tradicional: quedar reducida a un consumo residual. Llevan años asustándonos con la cantinela de que “el libro digital matará al libro en papel”, y hasta el desembarco en España hace pocos meses del mayor portal de venta de ebooks, ese futuro parecía lejano, y ahora ya empiezan a proliferar las voces que anuncian el fin de la industria editorial tal y como la conocemos. Sin embargo, hacer una comparación de la pelea entre la música digital contra el soporte en CD por un lado, y la del libro digital contra el tradicional en papel es falsa, en tanto que el libro es un formato que ofrece prestaciones insustituibles e inmejorables: la experiencia física, el libro como objeto, la bibliofilia… que el CD no aporta (y que sí tenía el vinilo, que paradójicamente está siendo ahora recuperado), pero lo que sí está cometiendo la industria editorial, uno a uno, son los mismos errores que ha cometido la musical.

“En literatura juvenil, simplificar es un error”

. jueves
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Carmen Pacheco (Almería, 1980) acaba de publicar su tercera novela, “En el corazón del sueño”, con la editorial SM. Publicista de profesión, y pionera en España en el mundo de los blogs, nos propone entrar en la vida de un grupo de onironautas enfrentados a un terrible peligro.





P: Como publicista, supongo que estarà acostumbrada a manejar las reglas literarias de la persuasión.
R: Como publicista suelo preocuparme de que el lector mantenga el interés y de ser original, ofrecerle algo distinto; la ventaja que tendría mi producto, en este caso mi novela, frente a las demás. Pero el resto del proceso de escritura, por suerte, no se parece en nada a la publicidad.







"La poesía viene de un lugar que nadie controla"

. viernes
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Cohen, Leonard; El libro del anhelo. Editorial Lumen
Cohen Leonard; El juego favorito. Editorial Edhasa

Es más que pertinente traer aquí dos libros de Leonard Cohen: después de treinta ediciones, el jurado del premio Príncipe de Asturias decidió conceder este año, por primera vez en el apartado de “Letras”, su galardón a un cantante. Al igual que cuando Bob Dylan ha estado nominado (y en algún caso, favorito en las apuestas) para el Nobel de literatura, Cohen recibe, obviamente, este premio por las letras de sus canciones, no por su música, sino por su producción literaria, que ahora se ve felizmente reeditada al calor del premio.

El verano de nuestras vidas

. lunes
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Amis, Martin; La viuda embarazada. Editorial Anagrama


Todos tenemos un “verano de nuestra vida”, un ciclo ocioso entre curso y curso escolar que, según cada caso, nos sobrevino en el periodo que va de la adolescencia a la veintena larga. Suele incluir algún descubrimiento irreversible a cerca del sexo y el amor, la amistad o el uso de las drogas. Hay numerosos ejemplos en lo que llamamos “novela iniciática” en los que el protagonista sufre esta metamorfosis, cuando aún tiene tics de la infancia pero ya se le han dado las llaves que abren el paso al territorio de los adultos. 

Postales desde el abismo

. domingo
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McCann, Colum; Que el vasto mundo siga girando. Ed. RBA


El mundo es un lugar extraño donde lo extraño es no encontrarse y lo habitual es la coincidencia, la serendipia, las vidas trenzadas por el azar. Esa es la premisa que descansa en las historias de “Que el vasto mundo siga girando”, la ganadora el año pasado del National Book Award de Estados Unidos. La hilazón entre los personajes es el paseo que, en 1974, dio el funambulista Phillipe Petit entre las torres gemelas: a partir de esa única imagen, poderosa como todas las que nos remiten a un individuo enfrentándose a lo imposible, y del deseo de McCann tras el 11-S de escribir una historia donde el World Trade Center tuviese un papel central, está armada toda la narración.

Cuando la realidad se dibuja

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Hace poco regalé a mi compañera “Bordados”, de Marjane Satrapi. Cuando se lo enseñé me dijo que ella no podría leer un cómic tan largo, que se aburriría y que prefería “literatura”. Ante mi insistencia, esa misma noche empezó a leerlo y ya no pudo parar: lo devoró de un tirón, sin parar de reír y de emocionarse. Esta anécdota doméstica me sirve para ilustrar lo que ocurre hoy día con la novela gráfica: es un género que, sin ser nuevo, está lastrado por todo un imaginario de superhéroes americanos, una calidad endeble en sus tramas y un halo de infantilidad.

Jugar a Rayuela con las mentiras

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Margarita Heredia (ed.); Vila-Matas portátil (Un escritor ante la crítica)


En alguna parte de “Bartleby y compañía”, Enrique Vila-Matas habla de que la única posibilidad que le queda a literatura para innovar es que los autores traten de eludirla. De no escribir. De no ser reconocidos. De no hacer literatura. Fue su particular forma de innovar, de regalarnos nuevamente una obra donde ficción, ensayo e Historia se mezclaban para retratar a los escritores sin obra, a los que habían decidido radicalmente dejar de escribir. El tema ya había quedado prefijado en su otra novela “Una casa para siempre”, donde, al perder la voz, el ventrílocuo que la protagoniza se desdibuja, se deshace al no poder hacer lo único que sabe. Como en “Bartleby y compañía”, este abandono no es angustioso, sino liberador.

"El riesgo es la sal de la literatura"

. miércoles
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Ignacio del Valle (Oviedo, 1971), autor de media docena de novelas, inició una saga protagonizada por Arturo Andrade, combatiente de la división azul, donde Historia y novela negra se dan la mano. Le entrevistamos poco antes de que Gerardo Herrero comenzase el rodaje de la adaptación cinematográfica de "El tiempo de los emperadores extraños", con Juan Diego Botto en el papel de Arturo Andrade.


Arturo Andrade, el protagonista de sus últimas novelas, está en el bando de los que la historia ha considerado “los malos”: las SS y la División Azul ¿No temió que esto generase antipatía hacia el personaje?

El riesgo es la sal de la literatura. Yo tenía muy claro que para poder estudiar el reverso tenebroso había que pasarse a él. No obstante, Arturo Andrade trasciende ese molde, porque su misma ambigüedad le permite distanciarse de lo que observa, lo que me permite leer la historia, diseccionar los contextos.

El oficio de publicar la vida

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Herralde, Jorge; Por orden alfabético: escritores, editores, amigos. Ed. Anagrama

Hay una necesaria dificultad en contar las historias desde dentro, en contar un suceso del que se es parte o protagonista. Quizá me haya expresado mal: es más fácil contar una historia si se está dentro de ella, si se conocen todos los detalles; lo difícil es hacerlo como Jorge Herralde en este “Por orden alfabético: escritores, editores, amigos”: quedando de manera discreta en un segundo plano, pero dejando su huella en cada uno de los textos que componen el libro. Se trata del quinto de Herralde y primero que publica en su propia editorial. Salvo el imprescindible “Para Roberto Bolaño”, tanto en este como en los anteriores se ofrece una miscelánea de textos que ayudan a trazar una manera de entender el oficio de publicar libros, “Hay muchos tipos de editor”, ha dicho en varias ocasiones, “algunos optan por seguir directamente el mercado, y otros somos más literarios e intentamos crear lectores”.

La novela como sueño lúcido

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António Lobo Antunes, “Yo he de amar una piedra”, ed. Mondadori


“Soy un instante
y el instante ceniza, no diamante.
Y sólo lo pasado es verdadero”
Jorge Luis Borges

Reviso la crítica que hice para estas mismas páginas de “Qué haré cuando todo arde” para acometer la de este nuevo libro de Lobo Antunes, y certifico que me quedé corto al decir entonces que cada año y medio, más o menos, el autor nos ofrece una novela magnífica. Aisladas, es cierto, pueden parecer pequeñas joyas literarias, raptos de genialidad, pero puestas una tras otra y miradas en perspectiva nos queda una de las obras más asombrosas de las últimas décadas, desde que se estrenara en 1979 con “Memoria de elefante”. Tampoco me resisto a volver a la comparación con el otro referente actual de las letras portuguesas: mientras que con Saramago nos parece, tristemente, que ya hemos leído lo mejor de su obra, que su vocación “social” y política y su avanzada edad le van alejando de la literatura, con Lobo Antunes –es una sensación personal- parece que lo mejor, 17 novelas después, todavía está por venir, que cada libro es un nuevo salto al vacío, un nuevo ejercicio de riesgo, un nuevo “pídanos lo imposible”.

Crímenes clásicos, nuevos narradores

. sábado
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Villar, Domingo; “Ojos de agua” y “La playa de los ahogados”. Ed. Siruela

Desde que felizmente la novela negra volvió a ponerse “de moda”, raro es el mes que no aparece en estas páginas reseñado un libro perteneciente a ese género.

Siempre se ha dicho que en tiempos de crisis, los lectores eligen este tipo de historias truculentas, donde la propia sociedad y sus valores se ponen en cuestión, pero el ir y venir en número de lectores y buenas críticas está sujeto, más bien, a las propias oscilaciones de la literatura y los, valga la redundancia, gustos literarios.

Las dos novelas que nos ocupan no sólo confirman la buena salud del género negro, sino también que a los autores consagrados se están sumando nuevos escritores como es el caso de Domingo Villar, que con “Ojos de agua” recibió reconocimiento en España y el extranjero, y con “La playa de los ahogados” no hace sino refrendar a un autor con oficio, conocimiento de los materiales primordiales para elaborar este tipo de relatos y buenas historias para contar en el tintero.
En ambos títulos, el protagonista es Leo Caldas, inspector de policía en Vigo, y su compañero y contrapunto Rafael Estévez, un policía que ha sido cambiado de destino por sus expeditivos métodos interrogatorios. Villar tira de temas clásicos en ambas novelas, y hace lo mismo con sus personajes: Leo Caldas es un investigador taciturno, solitario y marcado por una mujer; Rafael Estévez es un aragonés campechano, brutal y tierno, que no se acostumbra al estilo de vida gallego. Este tándem Quijote-Sancho da algunos de los mejores momentos en forma de conversaciones entre ambos, que sirven al autor para tejer un red en torno a ellos y separarles de los mundos que tienen que investigar –a veces los bajos fondos, a veces la alta sociedad-.

El auge del guión

. lunes
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¿Podemos considerar a Woody Allen “autor literario”, ya que firma los guiones de algunas películas memorables? ¿O esos documentos son meros procesos intermedios de trabajo para la verdadera obra: la película como objeto y proyección? La respuesta no es baladí, y menos en España, donde los guionistas no reciben ni un céntimo por autoría intelectual de los derechos generados por la venta de deuvedés. La lectura del guión de “Con la muerte en los talones” o “El Padrino”, por citar un guión original y otro derivado de una obra literaria, puede disfrutarse tanto como la de una novela policíaca o el libro original, respectivamente. Entonces ¿por qué no etiquetamos a los guionistas como “autores literarios”? Los propios autores de guiones no suelen considerarse a sí mismos de esta manera, aunque hoy día, en cualquier librería que se precie, podemos encontrar en el anaquel dedicado al cine los guiones de la filmografía completa de Pedro Almodóvar, todo lo que escribió Azcona o los capítulos de la serie “Los Soprano”. Algunos autores, como Julio Médem, editan también el material adicional con el que han construido el guión (diarios de los personajes, correspondencia ficticia…) que ha sido escrito no para ser filmado, sino para desarrollar el proceso de escritura, de la misma manera que un autor de novela histórica incluye en sus libros los mapas en los que se ha apoyado, o agradece las lecturas que han inspirado sus personajes.

Entrevista con Enrique Vila-Matas

. martes
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"La escritura puede salvar al hombre hasta en lo imposible"



Enrique Vila Matas (Barcelona, 1948) es uno de los autores contemporáneos más leídos y traducidos; recientemente, ha recibido el premio Médicis por su novela El mal de Montano, convirtiéndose en el primer autor español que lo consigue, y precisamente en París transcurre su última novela, París no se acaba nunca, que nos sirvió de excusa para esta entrevista

Nota: Entrevista realizada en el año 2003
En las dos últimas novelas se observa cierta obsesión con el tema de la creación literaria, ofreciéndonos el anverso y el reverso de la misma; ¿esta nueva novela sobre tus años parisinos continúa la tendencia?
En Bartleby se hablaba de los escritores que dejaban de escribir; en Montano me fui al otro extremo, al de alguien que lo vive todo en literatura y no puede parar de escribir. Si Montano lo ha leído todo, y posee una biblioteca enorme, el personaje de París no se acaba nunca es muy joven y maneja únicamente entre ocho y diez títulos. Es una novela muy autobiográfica y tiene un tono distinto, como un respiro tras las andanzas de Montano, y también es otro giro más en mi producción. La novela surgió en el Puerto de Santa María, de una invitación que recibí para dar una conferencia sobre la ironía; la idea de escribirla surgió casi por casualidad, cuento en ella la historia de la confección en París, a mediados de los años 70, de mi primera novela, La asesina ilustrada.

Borges. Otra biografía

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Edwin Williamson, “Borges. Una vida”. Ed. Seix Barral

“Vida y muerte le han faltado a mi vida. De esa indigencia, mi laborioso amor por estas minucias”Jorge Luis Borges, en el prólogo a “Discusión”

Uno de los problemas que acarrea ser una gran personalidad es la abundancia de biógrafos, amigos, falsos amigos, imitadores y epígonos que surgen tras el fallecimiento. El destino de Borges, él lo sabía y lo alimentó durante sus últimos años, no podía ser otro que éste, y hace poco ha aparecido la primera biografía no escrita en castellano –si excluimos la propia autobiografía de Borges, redactada en inglés y cuyo veto de traducción al castellano por parte del autor fue menospreciado por su viuda- del autor argentino: “Borges. Una vida” de Edwin Williamson no sólo es pionera en esto, sino que además es la primera vez que se abarca su personalidad desde tantas y tan diferentes facetas.
El hispanista Williamson, experto en Cervantes, es, además, historiador, lo que le ha permitido poner cada uno de los acontecimientos vitales de Borges en relación a la política, sociedad e historia de Argentina y, cuando es necesario, del resto del mundo. Esto ayuda al lector a colocar al personaje no ya en el centro de la acción –y decimos acción porque en muchos aspectos este libro está planteado como una novela- sino en los arrabales de la historia contada. En lo que no es original Williamson es en el acercamiento psicológico e incluso psicoanalítico al personaje: se pueden encontrar trabajos y reseñas donde se señalan los posibles, y nunca demostrados, traumas y taras que sufrió Borges durante su vida. Sin duda los tuvo, envuelto en la época y familia que le tocó vivir, pero si los pusiésemos todos juntos, al autor de “El Aleph” o “El informe de Brodie” no le hubiesen dejado poner un pie fuera del psiquiátrico jamás en su vida.

La risa de Borges

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“Borges”, Adolfo Bioy Casares. Editorial Destino

Parecía increíble que se pudiera publicar algo realmente original sobre la figura de Jorge Luis Borges (la obra crítica sobre él abarca una vida), y lo que parece increíble ahora es que se haya podido escribir toda la bibliografía anterior sin tener en cuenta el libro que nos ocupa.
Adolfo Bioy Casares escribió un diario con pensamientos, anotaciones, proyectos… durante más de sesenta años. Este diario ha visto la luz en diversas ediciones parciales, donde llamaba la atención la escasez de referencias a Borges. Bioy tenía pensado reunirlas juntas para dedicar ese volumen a su amigo, y, veinte años después de la muerte de Borges y siete después de la de Bioy, por fin ha visto la luz en mil quinientas páginas que adolecen de un mejor comentario crítico que guíe la lectura, y sobre todo de un índice onomástico que lo convirtiera en una verdadera obra de consulta.

Lectores a través del tiempo

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La biblioteca de noche, Alberto Manguel. Alianza editorial


El universo (que otros llaman la Biblioteca) se componte de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías
Jorge Luis Borges, La biblioteca de Babel


Si la predicción de Yasunari Kawabata de que la literatura sustituirá a la religión llega a cumplirse, habríamos de contar entre nuestros lugares sagrados no ya solamente las monumentales, cargadas de historia, bibliotecas que pueblan el mundo, sino también los "biblioburros", las colecciones particulares y los cercos negros que han dejado las innumerables piras de libros que ha visto la humanidad.

Felices los normales

. lunes
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Miranda July

July, Miranda; “Nadie es más de aquí que tú”. Seix Barral

“Felices los normales, esa gente extraña”
Roberto Fernández Retamar

Vaya con cuidado: la persona que está sentada a su lado en el tranvía mientras lee este libro, o la dependienta que le devolvió el cambio esta mañana, o incluso usted mismo podría ser el protagonista de uno de los relatos de “Nadie es más de aquí que tú” (hubiésemos preferido una traducción más literal, donde el verbo “ser” se sustituyese por “pertenecer”), de la multifacética Miranda July.

Los dos únicos requisitos para aparecer en cualquiera de los cuentos son: ser por un lado una persona perfectamente normal, rayando con lo vulgar, y por otro ser poseedor de un secreto íntimo e incluso vergonzante, que funcione como motor de la propia existencia. Las dieciséis historias de este libro nacen de personajes corrientes en momentos extravagantes, intensos y en muchos de los casos, imposibles: sirva el ejemplo de una chica que imparte clases de natación a ancianos con la única ayuda de un balde con agua. Aún así, Miranda July consigue que, desde esa mediocridad, el hecho insólito no resulte artificial, sino la consecuencia lógica del relato.

Evasión y nostalgia

. jueves
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Doctor en Irlanda

Taylor, Patrick; “Doctor en Irlanda”. Ed. Espasa

Quizá el lector recuerde la serie de televisión “Doctor en Alaska”, maltratada por televisión española hace años, en la que un joven médico neoyorquino era destinado al último confín de los Estados Unidos. La mitad de los conflictos de la serie provenían de la resistencia del protagonista a adaptarse a un medio tan extremadamente salvaje. Puede que las similitudes temáticas entre esa serie y la novela que nos ocupa sean las causantes del cambio en el título (An Irish Country Doctor), lo que ya empieza a ser una peligrosa moda después de los cambios en los títulos de la trilogía “Milennium”.

Como decimos, el tema es muy similar: Barry Laverty, recién salido de la facultad de medicina, decide probar fortuna en Ballybucklebo, una aldea rural del Ulster. La historia empezará a girar a partir de ahí en torno a tres ejes: una historia de amor entre el protagonista y una chica de un pueblo vecino; un segundo eje que comprende los casos médicos a los que tiene que hacer frente, y para los que no le prepararon en la facultad de medicina; y un tercero que aborda la relación de Laverty con su jefe: Fingal O’Reilly, el médico de toda la vida que le enseñará cómo ha de desenvolverse un médico rural.

Shakespeare reinterpretado

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Moore, Christopher; “El bufón”. Ediciones B, 2009


En la literatura anglosajona siempre han destacado sus excelentes autores satíricos, una tradición que se remonta a autores como Swift, Carroll, Bierce, o más recientemente Wodehouse o Sharpe. La cantidad de escritores actuales (y su calidad) que cultivan este humor ácido presagia un buen futuro sátira inglesa y norteamericana: con Sir Terry Pratchett a la cabeza –no sólo por conseguir espectaculares números en ventas, sino por la creación de la descacharrante serie del “Mundodisco”, y lo divertido de su prosa-, los autores sobre los que hay que llamar la atención son Julian Barnes, Douglas Adams, Mil Millington, Nick Hornby, David Lodge y, sobre todo, el que nos ocupa: Christopher Moore.

De sus once novelas, sólo se han traducido al castellano las cuatro últimas y una de las primeras: en todas ellas practica lo que se viene a llamar “ficción absurda” hasta sus últimas consecuencias, presentando hilarantes relatos con puntos de partida muy altos y que a pesar de ello no decepcionan en su desarrollo: un ángel de la guarda mata a Papá Noel; un vendedor de antigüedades se convierte en La Muerte… en todas se utilizan elementos sobrenaturales para ridiculizar la realidad. Los personajes de Moore aceptan la fatalidad de lo insólito al modo “saramaguiano”: lo sobrenatural es presentado como un hecho habitual, casi vulgar, de la vida cotidiana, y tras una breve lucha contra este hecho, lo aceptan para poder combatirlo mejor.

Cuando con una buena historia basta

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Cox, Michael; El significado de la noche.

Todos llevamos multitud de historias dentro de nosotros y, con mayor o menos fortuna, las vamos explicando a lo largo de nuestra vida. No hay persona, por anodina o gris nos pueda parecer a simple vista, que no albergue un relato en su interior. Si esa persona logra dar con las palabras adecuadas, y el número de cosas que tiene para contar es lo suficientemente grande, y lo suficientemente interesante, suele convertirse en escritor (de novelas, de cine o de seriales radiofónicos, tanto da). Numerosos son los casos en los que la literatura nos ha ofrecido autores de una sola obra: los casos más paradigmáticos son Edmond de Rostand, al que su “Cyrano de Bergerac” eclipsó durante el resto de su vida y cuyas piezas teatrales posteriores fueron un fracaso, o Juan Rulfo, que después de Pedro Páramo abandonó la escritura con el único argumento de que “ya había dicho todo lo que tenía que decir”. El valor de estas obras no debe, por tanto, valorarse en exento, sino como la suma y final de procesos de años, a los que rara vez, y podemos fijarnos para ello en el “Ulysses”, sobrevive el autor.